Clase 2: De la Conquista a la Colonia: enseñar y aprender en la América Española (Parte I)


Prof. Joaquín García Marquillas. 
Introducción 
Continuamos con este esfuerzo de producir clases a  distancia. No es mi propósito en esta ocasión realizar una larga exposición del tema específico que trataremos, sino más bien, presentar algunos problemas que nos permitan reflexionar desde nuestro espacio curricular. Precisamente quisiera abrir preguntas de un tema que, si bien tiene cierta distancia temporal, hablamos de hace un poco más de 500 años atrás, su pasado aún constituye parte de nuestro presente.  
Al conmemorarse los 500 años de la Conquista de América, León Gieco compone “Cinco siglos igual”, canción que publica en el álbum “Mensajes del Alma” en 1992.


¿Por qué “cinco siglos igual”? ¿A quiénes incluye en la definición de esa situación que, claro está, es de persistente injusticia? ¿A “nosotros” o a los “Otros”? ¿Y qué valor tienen los intentos de ruptura (rebeliones, luchas, etc.) de esa persistencia? ¿Realmente decimos “cinco siglos igual”? ¿y quiénes son los responsables de tal persistencia? Nosotros, ¿cómplices, responsables o víctimas?  
La pregunta por la identidad.
Quizás podemos afirmar que pocas fechas se tornan tan universales como 1492. Lo posterior a tal año definirá de un modo rotundo un mundo totalmente nuevo.
Escribe Tzvetan Todorov “El descubrimiento de América es lo que anuncia y funda nuestra identidad presente”. Dos problemas se asoman en esta afirmación; la denominación “descubrimiento” y la cuestión de la identidad.  Comento brevemente.
Respecto al primer problema, podemos decir que, por lo menos desde las primeras décadas del siglo XX se instala un discurso que utilizó esta palabra como un modo de invisibilizar el proceso de conquista y, sobre todo, apostar a una reconciliación con España y su legado.  En este contexto, en la Argentina se comienza a constituir una idea de identidad tendiente a englobar  y diluir las diversidades culturales en una imagen del “ser argentino” única y precisa (aquí se impone la metáfora de “crisol de razas”).  Se diseñan políticas estatales para difundir este ideario de argentinidad a través, por ejemplo, del Consejo Nacional de Educación presidida por José Ramos Mejía.  A la par, la literatura eleva al Martín Fierro, más precisamente al gaucho, como prototipo de ese ser argentino, operación que tuvo decisiva influencia Leopoldo Lugones.
Podemos acordar, rápidamente, que la noción de “descubrimiento” es limitada para comprender el proceso histórico que se inicia como así también, podemos decir, es “obsoleta” en términos políticos por lo menos para quienes buscamos visibilizar y vincular nuestra historia con la de los Pueblos Originarios y la herencia afroamericana.  
No obstante, situados en ese tiempo de conquista, la noción de descubrimiento nos permite pensar el modo en que se producen operaciones de definición de un Otro y la apropiación del universo territorial y simbólico. En este sentido, la categoría Indio evidencia por un lado, el descubrimiento de un “ser vivo” diferente al europeo, la expresión ser vivo corresponde al debate que tendrá lugar en torno a su definición como persona (entender su estatuto ontológico) y a la vez, el encubrimiento de la diversidad existente en una categoría que permite su homogenización. Sobre la segunda cuestión podemos leer a Eduardo Galeano:  
Americanos
Cuenta la historia oficial que Vasco Núñez de Balboa fue el primer hombre que vio, desde una cumbre de Panamá, los dos océanos. Los que allí vivían, ¿eran ciegos?
¿Quiénes pusieron sus primeros nombres al maíz y a la papa y al tomate y al chocolate y a las montañas y a los ríos de América? ¿Hernán Cortés, Francisco Pizarro? Los que allí vivían, ¿eran mudos?
Lo escucharon los peregrinos del Mayflower: Dios decía que América era la Tierra Prometida. Los que allí vivían, ¿eran sordos?
Después, los nietos de aquellos peregrinos del norte se apoderaron del nombre y de todo lo demás. Ahora, americanos son ellos. Los que vivimos en las otras Américas, ¿qué somos?

En 2011, Canal Encuentro produce una serie de documentales sobre los Pueblos Originarios, recomiendo ver este que es el primero de la serie de allí su nombre "Pueblos Originarios. Programa Cero". Es preciso tener presente que esto guarda estrecha relación con el cambio de denominación que recibe la efeméride del 12 de Octubre. De conmemorarse el "Día de la Raza" , instaurado en 1916 durante el gobierno de Hipólito Yrigoyen, cambia durante 2010 a “Día del Respeto a la Diversidad Cultural”.

Sobre la cuestión de la identidad algo se ha dicho ya. Pero quisiera recuperar algunas citas de un texto escrito por Ignacio Roca en torno a la categoría “alteridad” acompañado de un corto producido por la Universidad Nacional de Córdoba.
"La categoría de alteridad implica, por definición, una relación. Hay alteridad porque hay un sujeto que se relaciona con algún otro que se percibe como ajeno y extraño […]Generalmente, las relaciones de alteridad implican adoptar una actitud etnocéntrica frente al otro, dado que se lo interpreta en función de las propias categorías culturales. De esta forma, si no se supera la ignorancia inicial con la que se percibe al otro, la alteridad puede resultar en una relación de dominación. En primer lugar, porque desde el momento en que un grupo llama al otro como tal, como el extraño o el ajeno, se dificulta la posibilidad de pensarlo como un igual. Y en segundo lugar, porque, al desconocer la posibilidad de que el otro posea formas diferentes, se las invalida, deslegitima o directamente prohíbe en cualquiera de sus manifestaciones.
Ahora bien, ¿cómo se abordó la alteridad en la educación? Hasta la década de 1980, el sistema educativo argentino no solo no reconoció la diversidad cultural presente en las aulas, sino que además buscó homogeneizarla bajo un determinado «tipo cultural» que tendía a asimilarse al proyecto de construcción de la nacionalidad argentina. Esta postura encubría formas de racismo evolucionista, dado que el «tipo cultural» buscado estaba representado por la cultura blanca, europea y criolla, supuestamente más racional, en detrimento de las culturas indígenas y mestizas, supuestamente menos preparadas cognitivamente para el aprendizaje. […]
[…] El concepto de interculturalidad supera al de multiculturalismo en un sentido teórico y político. La interculturalidad se propone una agenda política de transformación. Piensa a la cultura y a la diversidad como productos de la historia, el poder y la ideología. Mientras que la multiculturalidad se limita al reconocimiento del otro, la interculturalidad va más allá, dando cuenta de las relaciones de poder en que se desenvuelve históricamente ese otro. Una política educativa multicultural corre el riesgo de alentar estereotipos folclorizados y descontextualizados de los procesos políticos que situaron al otro en relaciones de desigualdad. Una política educativa intercultural, por el contrario, se preocupará por dar cuenta de esta situación y revertirla. Buscará alentar el intercambio entre personas, conocimientos y prácticas culturalmente diversas, partiendo del reconocimiento de las asimetrías sociales y planteando una integración igualitaria de las diferencias. […] "


Por último, comparto una guía de lectura para el texto de Arata, N. y Mariño, M. (2013). Lección 2: De la Conquista a la Colonia: enseñar y aprender en la América Española.  No es obligatoria su realización, solo tiene como fin acompañar este proceso de estudio.
Guía de lectura
1.    ¿Cómo presentan los autores el problema de la formación de la identidad?
2.    ¿Qué  límites trazan los autores a los dos paradigmas interpretativos de la conquista que se exponen?
3.    ¿Qué sentido tiene la mención al “Debate sobre los Justos Títulos” entre Ginés de Sepúlveda y Bartolmé de Las Casas en el contexto de la lectura que proponen los autores?
4.    Los autores exponen que por lo menos tres grandes tensiones se producen entre conquistados y conquistadores: 1) modernidad y colonialidad; 2) trasplante y exterminio; 3) imposición y mestizaje.
a.    Tener presente los dos procesos que producen la conquista según los autores en relación a modernidad y colonialidad.
b.    ¿Por qué se afirma que trasplante y exterminio no fueron necesariamente estrategias opuestas?
c.    ¿Cómo se aborda la cuestión imposición-mestizaje?
5.    ¿Qué lugar y qué perfil se le adjudica a la educación en este contexto?
6.    Señalar las tres consideraciones que realizan los autores en relación al “mosaico de experiencias educativas” en el orden colonial.
7.     ¿Qué función adquirió la Universidad como institución en el orden colonial?
8.    ¿Qué aspectos destacan los autores sobre la experiencia jesuita?
9.    ¿qué función cumplían los talleres y las casas de niños huérfanos en el contexto colonial? ¿Por qué los autores denominan este circuito como “otra” educación?  

Comentarios